lunes, 29 de octubre de 2012

El condenado al que se le conmutó la pena de muerte por no poderlo ejecutar

John H.G. Lee nació en Abbotskerswell, Devon (Inglaterra) y muy pronto dejó la escuela para ponerse a trabajar como sirviente de Emma Keyse, en la cercana aldea de Babbacombe. En 1879, abandonó la casa para enrolarse en la Royal Navy y, tras pasar unos años en la cárcel por robo, en 1884 regresó para volver a trabajar para Emma Keyse. La mañana del 15 de noviembre de 1884 aparecía el cuerpo de Emma Keyse con la garganta seccionada, tres heridas en la cabeza y parcialmente quemado. Como era de esperar, las sospechas cayeron en el servicio y, concretamente, en John Lee; ser el único hombre en la casa en el momento que se produjo el asesinato y tener una herida en el brazo fueron motivos suficientes para declararle culpable. El 23 de febrero de 1885, fue sentenciado a ser ahorcado en la prisión de Exeter. James Berry, el verdugo del penal, probó la trampa en el cadalso y verificó que todo funcionaba correctamente, pero en el momento de la ejecución el mecanismo falló… una, dos y tres veces. La ejecución fue aplazada y, posteriormente, el secretario de Interior, Sir William Harcourt, conmutó la pena de muerte por la cadena perpetua. Tras 22 años, y varias apelaciones, John Lee fue liberado. En aquel momento se perdió la pista de John Lee, aunque parece ser que pudo abandonar el país para trasladarse a EEUU donde continuó su vida en el anonimato. Se cree que John H.G. Lee murió el el 19 de marzo de 1945 en Milwaukee donde apareció una tumba con su nombre y año de nacimiento. Él fue “el hombre que no pudo ser ahorcado“.

2 comentarios:

  1. que increible historia.realmente muy buena historia y que bueno que lo compartas en el blog.
    gracias

    salu2

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